Varios Cientificos nos hablan del Calentamiento Global y del Desatre que significa para la Humanidad, pero ... es cierto? ... es tan temible?
Monday, December 10, 2007
Jóvenes colombianos recibieron el premio en Turquía
Florece un negocio
Dos jóvenes ingenieros colombianos diseñaron el mejor plan de negocios de todo el mundo. Su pequeña empresa, dedicada a la exótica producción de orellanas, superó 480 propuestas de los cinco continentes.
sábado, 08 de diciembre de 2007
por Edwin Bohórquez Aya
El Espectador
En un lote no mayor a una fanegada de tierra, estratégicamente ubicado a orillas del embalse de Tominé, dos jóvenes ingenieros agroindustriales sembraron las raíces de una promisoria empresa natural que, basada en el negocio de la producción de hongos comestibles, incursionó en el cultivo de orellanas orgánicas a partir del buchón de agua.
El plan de negocios del innovador proceso fue escogido por el Ministerio deIndustria y Comercio para representar a Colombia en el evento para jóvenes emprendedores organizado por la Cámara Junior Internacional, que este año tuvo como sede Antalya (Turquía). Allí, a orillas del Mediterráneo, Diego Fernando Vergara y Carlos Andrés Niño se quedaron con la distinción al mejor plan de negocios de todo el mundo (World Best Bussines Plan), un galardón por el que participaron más de 480 empresarios de los cinco continentes.
Su empresa, Fungland Ltda, busca desarrollar un nuevo modelo de producción y suministro de alimentos para restaurantes gourmet y hoteles cinco estrellas. Diego y Carlos aseguran que de un kilogramo de buchón pueden extraer el 10% de hongos comestibles, cada uno de ellos con un 30% más de calorías que la carne bovina y a un precio más bajo que los champiñones, el hongo más comercial en todo el mundo y el más usado en la cocina internacional.
Su plan también contempla el montaje de un proceso más afinado que les permita, al cabo de un año, empezar a vender su producto empaquetado en almacenes de cadena.
Pero la estrategia socio-ambiental del plan fue una de las más atractivas para el jurado: “Para el cultivo y la obtención de las orellanas, si lo comparamos con el espacio que requiere una vaca para su engorde, sólo necesitamos un metro cuadrado para lograr cuatro kilos de hongos, siendo, de esta forma, cuatro mil veces más eficientes que lo que se logra al engordar un animal para obtener esos mismos cuatro kilos de carne”, relatan Diego y Carlos.
Asimismo, sostienen que la inversión para el cultivo de orellana es mínima y recuerdan que, mientras el contenido proteínico de la carne es del 20%, el de las orellanas llega a 30%, aspecto que resultaría muy efectivo para los gobiernos en la cruzada por combatir la desnutrición infantil. Un enfoque que a manera de política de Estado, dicen los empresarios, podría convertirse en una solución alimenticia y que contrasta con los bajos volúmenes de impacto ambiental, pues las extensiones de tierra necesarias para su cultivo no llegarían al 10% de las necesarias en el pastaje de ganado.
Jóvenes talentos
“Innovadores” fue uno de los apelativos que usó el jurado calificador en Turquía cuando los dos ingenieros expusieron su plan de negocios junto a los otros tres finalistas (Argentina, Filipinas y Antillas Holandesas). Allí, la historia de Fungland Ltda, la empresa de estos dos ingenieros agroindustriales, tras un pomposo reconocimiento, recibió el premio más importante de todo el evento y se hizo merecedora a un cheque de US$5.000.
Sin embargo, para llegar a ese escenario, Diego y Carlos primero tuvieron que pasar por varios concursos. “Empezamos presentándonos a la tercera convocatoria del fondo Emprender del Sena. Como egresados de la Universidad de la Sabana, nos avalaron en la unidad de emprendimiento. En esa ocasión ganamos el capital semilla del fondo, que fueron 80 millones de pesos. Entonces decidimos presentarnos al Ministerio, pero debíamos pertenecer a la Cátedra Ceinfi, que es un programa de capacitación para planes de negocio dirigido por el Ministerio y las universidades”, apunta Diego.
Por lo pronto, en su planta de producción de Guatavita, y gracias a un convenio con la Empresa de Energía de Bogotá, que les entrega el buchón; con estructura montada y el mejor plan de negocios del mundo, están en busca de un socio capitalista que les permita ampliar su negocio, el mismo con el que hoy producen orellana a $10.000 en promedio por kilo y que, de antemano, alistan para iniciar una producción en serie.
Por lo pronto, su mayor objetivo está en mantener vigente una compañía y averiguar “si nuestro proceso y el producto pueden tener un impacto positivo en el mercado internacional, simplemente porque estábamos buscando no sólo beneficios financieros personales, sino también una forma de resolver los problemas sociales y ambientales que tiene Colombia”, concluyen los dosempresarios.
Buchón y más buchón
En el país, el buchón es más popular de lo que parece. Siendo una especie vegetal que crece en los cuerpos de agua y que tiene mucho contenido de fibra, es usado en represas como la del Muña y embalses como el de Tominé para descontaminar.
Considerado por muchos como maleza, en el proceso de Fungland el buchón tiene propiedades favorables por sus altos contenidos de celulosa y fibra.
Según Carlos Andrés Niño, “el buchón es algo que nadie quiere, pero sí nos sirve a nosotros porque es una especie que se reproduce rápidamente. Entonces unimos tres reinos: uno es el vegetal, que es donde están los buchones. Luego, con el reino de los hongos producimos alimentos que finalmente consumirá el reino animal, que somos nosotros. Esa es la mejor parte del negocio y lo que más llama la atención”.
Sunday, December 9, 2007
BRUNO
Jorge Valencia, de Medellín, no escribe sobre mendigos ni vendedores de tienda, sino sobre su perro, un can mestizo que “carece de la permanente aptitud para el juego de los labradores y de la agilidad y la gracia de los bóxer o los fox terrier “. Buen homenaje para “un ser que se podría morir de amor si lo abandonase”.
Siempre que hablo de perros parece que me quedo corto en el discurso. Este es el caso. Me preguntaron por Bruno en estos días y solo pude balbucear una o dos cosas, lo que me dejó algo pasmado. ¿Qué tanto sé de este ser que habita en mi espacio? ¿Qué tanto sabemos de estos acompañantes del hombre desde aquellos remotos tiempos en los que historia emparentaba con geología? Me resulta algo vergonzoso no saber nada de un ser que se podría morir de amor si lo abandonase, o que me acompañaría donde fuera sin preguntar ni exigir nada (para no mencionar los homenajes que hace cuando nos recibe o el modo como vigila la finca). Pero, en fin, no somos San Francisco de Asís.
Lo bauticé Bruno por su color («Bruno. De color negro u oscuro » dice el diccionario, «umbrío por la pena, casi bruno…» decía el poeta). Un año después ha aparecido ya su color oficial pardo oscuro, con la cabeza negra y un collar amarillo blancuzco alrededor del cuello. Todo esto en un abrigo de pelaje espeso como de cinco centímetros de grosor y una cola con un penacho de pelos como el de una ardilla gigante.
Por el pelaje se puede pensar que su papá fue un pastor alemán, pero su mirada severa —de viejo oriental, entre desconfiado y mañoso— y su lenguota rosada con manchas oscuras indican que en ese guiso también metió la mano (por decir algo) un chow chow. De la mamá -una labradora negra de buena familia, con algo de pedigrí en sus venas, vecina nuestra para mayor certeza- heredó una enorme cabeza cuadrada y las orejas caídas. En fin, mestizo por cualquier lado que se le mire. Y como todos, éste posee su propia identidad.
No se qué tiene contra las orquídeas, pero ha destrozado tantas que ya las tengo por otros de sus enemigos naturales. Por ello he debido actuar en consecuencia (camuflarlas y colgarlas en los árboles, entre otras estrategias). Con la manguera que recoge el rebose del tanque de agua mantiene una guerra implacable. Tenemos más de media cuadra de manguera perforada por las dentelladas que le ha propinado durante los feroces combates que han mantenido (más que manguera ahora parece un aspersor). Entre la cantaleta de Mónica y las patadas que le doy cuando me emberraco conseguimos algunas treguas en este combate. Pero no hay caso. Cada semana hay un nuevo desempate en la manguera o un largo tramo de ésta mordisqueado en medio de la manga y otros detalles por el estilo.
Pero es abriendo huecos donde Bruno es un campeón. Como si sospechara que existe algo que le hemos ocultado en el subsuelo, se dedica a abrir hoyos por todas partes en esta finca. El lunes debí tapar con palos y piedras grandes un hueco que estaba abriendo junto al lindero que da a la calle. Para no mencionar dos hoyos que ha abierto cerca de la casa, en uno de los cuales suelen caer los visitantes que se separan del debido camino de piedra. Según Lázaro, mi vecino, el perro está tratando de comunicarme algo, pero parece que soy sordo para ese lenguaje (aunque a estas alturas ya debería saber que cualquier reivindicación adicional atentaría contra su estabilidad laboral).
Con las visitas es otro lío. Insiste en recibirlas de abrazo como uno. Y esto funciona bien con algunos amigos. Pero no con mi madre, mis hermanos, el resto de amigos, la mayoría de las visitas, los lectores del contador de energía y absolutamente todo el resto del mundo. Y aunque este desagradable gesto está bien para los lejanos (al fin y al cabo, para «eso» le estoy dando casa por cárcel y los tres «golpes»), con los cercanos es un verdadero desastre. Así que mis visitas son recibidas por un perrote -debidamente encadenado a la tapa de la trampa de grasas- que ladra furibundo parado en dos patas, y bien lejos de la puerta para mayor indignación suya (del perro, aclaro).
Cuando me preguntan si el perro es bravo, siempre respondo que no, que solo es malgeniado (el bravo soy yo, suelo agregar).
Bruno carece de la permanente aptitud para el juego de los labradores, y de la agilidad y la gracia de los bóxer o los fox terrier. Cuando corre la tierra retumba como si lo hiciera un ternero. Y con la misma torpeza. Al comer es una fiera que devora su ración con el ánimo de un sacapuntas. Básteme decir que tiene más gracia Ayudante de Santa, el perro de los Simpson, que éste. Sin embargo, Bruno es insustituible.
A diferencia de Donna, una bóxer que me hizo pagar más gallinas que las me he comido en mi vida; o de Paco, un labrador aficionado a requisar en las noches los tarros de basura de los vecinos; o de Horacio, un foxterrier que le tenía más bronca a los motociclistas que un policía. A diferencia de ellos, Bruno no me ha originado ningún problema en el vecindario. Y esto sí es de agradecer para quienes vivimos en el campo, lugar donde siempre seremos forasteros para todos los vecinos (y no me referiré a ninguno de ellos porque no es de suerte echar pestes los jueves).
Por lo que he expresado, ya se puede inferir que Bruno es el mejor guachimán del mundo. Lo es. Vigila su territorio con el mismo celo que un sultán cuida su harem. Y le encanta morder (orquídeas, mangueras, ya dije, pero también suéteres, perneras, bolsas, costales y no quiero pensar que más cosas). Y es más desconfiado con los forasteros que todos mis vecinos juntos. Con el inconveniente adicional que no es posible razonar con él. Así, resulta más económico que un mayordomo. Y menos estorboso.
De Bruno, y en general de todos los perros, se podría decir lo que Lord Byron escribió sobre el suyo: «un ser que poseyó la belleza sin la vanidad, la fuerza sin la insolencia, el valor sin la ferocidad y todas las virtudes de un hombre sin sus vicios. Este elogio, que constituiría absurda lisonja si estuviera escrito sobre cenizas humanas, no es más que justo tributo a la memoria de Boatswain, un perro nacido en Terranova en 1803 …»
Ya lo he dicho antes y sea éste el momento de repetirlo. Cuando llegue al cielo, y antes de averiguar por Borges, Velásquez o Eric Satie, voy a preguntar por Paco, Perronel, Polo, Donna, Horacio y los perros que me antecedieron. No imagino el paraíso sin ellos.
Tomado de SEMANA, zona del usuario, Diciembre 7 de 2007
Siempre que hablo de perros parece que me quedo corto en el discurso. Este es el caso. Me preguntaron por Bruno en estos días y solo pude balbucear una o dos cosas, lo que me dejó algo pasmado. ¿Qué tanto sé de este ser que habita en mi espacio? ¿Qué tanto sabemos de estos acompañantes del hombre desde aquellos remotos tiempos en los que historia emparentaba con geología? Me resulta algo vergonzoso no saber nada de un ser que se podría morir de amor si lo abandonase, o que me acompañaría donde fuera sin preguntar ni exigir nada (para no mencionar los homenajes que hace cuando nos recibe o el modo como vigila la finca). Pero, en fin, no somos San Francisco de Asís.
Lo bauticé Bruno por su color («Bruno. De color negro u oscuro » dice el diccionario, «umbrío por la pena, casi bruno…» decía el poeta). Un año después ha aparecido ya su color oficial pardo oscuro, con la cabeza negra y un collar amarillo blancuzco alrededor del cuello. Todo esto en un abrigo de pelaje espeso como de cinco centímetros de grosor y una cola con un penacho de pelos como el de una ardilla gigante.
Por el pelaje se puede pensar que su papá fue un pastor alemán, pero su mirada severa —de viejo oriental, entre desconfiado y mañoso— y su lenguota rosada con manchas oscuras indican que en ese guiso también metió la mano (por decir algo) un chow chow. De la mamá -una labradora negra de buena familia, con algo de pedigrí en sus venas, vecina nuestra para mayor certeza- heredó una enorme cabeza cuadrada y las orejas caídas. En fin, mestizo por cualquier lado que se le mire. Y como todos, éste posee su propia identidad.
No se qué tiene contra las orquídeas, pero ha destrozado tantas que ya las tengo por otros de sus enemigos naturales. Por ello he debido actuar en consecuencia (camuflarlas y colgarlas en los árboles, entre otras estrategias). Con la manguera que recoge el rebose del tanque de agua mantiene una guerra implacable. Tenemos más de media cuadra de manguera perforada por las dentelladas que le ha propinado durante los feroces combates que han mantenido (más que manguera ahora parece un aspersor). Entre la cantaleta de Mónica y las patadas que le doy cuando me emberraco conseguimos algunas treguas en este combate. Pero no hay caso. Cada semana hay un nuevo desempate en la manguera o un largo tramo de ésta mordisqueado en medio de la manga y otros detalles por el estilo.
Pero es abriendo huecos donde Bruno es un campeón. Como si sospechara que existe algo que le hemos ocultado en el subsuelo, se dedica a abrir hoyos por todas partes en esta finca. El lunes debí tapar con palos y piedras grandes un hueco que estaba abriendo junto al lindero que da a la calle. Para no mencionar dos hoyos que ha abierto cerca de la casa, en uno de los cuales suelen caer los visitantes que se separan del debido camino de piedra. Según Lázaro, mi vecino, el perro está tratando de comunicarme algo, pero parece que soy sordo para ese lenguaje (aunque a estas alturas ya debería saber que cualquier reivindicación adicional atentaría contra su estabilidad laboral).
Con las visitas es otro lío. Insiste en recibirlas de abrazo como uno. Y esto funciona bien con algunos amigos. Pero no con mi madre, mis hermanos, el resto de amigos, la mayoría de las visitas, los lectores del contador de energía y absolutamente todo el resto del mundo. Y aunque este desagradable gesto está bien para los lejanos (al fin y al cabo, para «eso» le estoy dando casa por cárcel y los tres «golpes»), con los cercanos es un verdadero desastre. Así que mis visitas son recibidas por un perrote -debidamente encadenado a la tapa de la trampa de grasas- que ladra furibundo parado en dos patas, y bien lejos de la puerta para mayor indignación suya (del perro, aclaro).
Cuando me preguntan si el perro es bravo, siempre respondo que no, que solo es malgeniado (el bravo soy yo, suelo agregar).
Bruno carece de la permanente aptitud para el juego de los labradores, y de la agilidad y la gracia de los bóxer o los fox terrier. Cuando corre la tierra retumba como si lo hiciera un ternero. Y con la misma torpeza. Al comer es una fiera que devora su ración con el ánimo de un sacapuntas. Básteme decir que tiene más gracia Ayudante de Santa, el perro de los Simpson, que éste. Sin embargo, Bruno es insustituible.
A diferencia de Donna, una bóxer que me hizo pagar más gallinas que las me he comido en mi vida; o de Paco, un labrador aficionado a requisar en las noches los tarros de basura de los vecinos; o de Horacio, un foxterrier que le tenía más bronca a los motociclistas que un policía. A diferencia de ellos, Bruno no me ha originado ningún problema en el vecindario. Y esto sí es de agradecer para quienes vivimos en el campo, lugar donde siempre seremos forasteros para todos los vecinos (y no me referiré a ninguno de ellos porque no es de suerte echar pestes los jueves).
Por lo que he expresado, ya se puede inferir que Bruno es el mejor guachimán del mundo. Lo es. Vigila su territorio con el mismo celo que un sultán cuida su harem. Y le encanta morder (orquídeas, mangueras, ya dije, pero también suéteres, perneras, bolsas, costales y no quiero pensar que más cosas). Y es más desconfiado con los forasteros que todos mis vecinos juntos. Con el inconveniente adicional que no es posible razonar con él. Así, resulta más económico que un mayordomo. Y menos estorboso.
De Bruno, y en general de todos los perros, se podría decir lo que Lord Byron escribió sobre el suyo: «un ser que poseyó la belleza sin la vanidad, la fuerza sin la insolencia, el valor sin la ferocidad y todas las virtudes de un hombre sin sus vicios. Este elogio, que constituiría absurda lisonja si estuviera escrito sobre cenizas humanas, no es más que justo tributo a la memoria de Boatswain, un perro nacido en Terranova en 1803 …»
Ya lo he dicho antes y sea éste el momento de repetirlo. Cuando llegue al cielo, y antes de averiguar por Borges, Velásquez o Eric Satie, voy a preguntar por Paco, Perronel, Polo, Donna, Horacio y los perros que me antecedieron. No imagino el paraíso sin ellos.
Tomado de SEMANA, zona del usuario, Diciembre 7 de 2007
Sunday, December 2, 2007
LA DEMOCRACIA FRENTE AL TERRORISMO
INTERVENCIÓN DE FERNANDO LONDOÑO EN EL CURSO
LA DEMOCRACIA FRENTE AL TERRORISMO
Navacerrada, 7 de julio de 2007
Señor Presidente, Don Javier Zarzalejos, distinguidas amigas, distinguidos amigos:
Colombia ha sido un país terriblemente afectado por el terrorismo.
El primer acto de terrorismo a grande escala lo padecimos de España –no como dice Chávez por la conquista española y por la colonia, que es una de las más grandes gestas que se han cumplido en la Historia humana, el más grande fenómeno de transculturación conocido–. Me refiero a la época de la independencia, cuando las colonias españolas se sublevaron y su majestad el Rey resolvió mandar un pacificador, Don Pablo Morillo.
Don Pablo no ganó militarmente a Cartagena, sino que la ganó por el hambre. Tomó a los supervivientes de aquella defensa heroica y los fusiló. Hoy son los nueve mártires de Cartagena. Posteriormente siguió hacia el interior del país y asesinó a toda una generación.
Curiosamente no mató a un negro, ni a un indio, Don Pablo Murillo no fusiló sino españoles o hijos de españoles, toda una generación de letrados.
Todo ello produjo un odio radical contra todo lo que significaba España. Y bajo ese signo del odio siguió la guerra de la Independencia que terminó cuando Simón Bolívar –que escapo de las garras de Don Pablo Morillo– derrotó a las tropas de ese bárbaro que fue Pablo Morillo. Ese fue el primer gran terror que padecimos.
Terminada la Independencia los españoles no tuvieron la visión, la comprensión de un fenómeno evidente: al otro lado del Océano había otra España con la que era preciso entrar en contacto y a la que era necesario dirigir, en definitiva, con la que debían mantenerse unas relaciones muy estrechas. Al contrario de lo que hizo la Corona Británica –que tenía más sentido práctico– que declaró y reconoció la existencia de los Estados Unidos de América al día siguiente de la Batalla de Georgetown, empezando una forma de relación distinta con ellos que los ha llevado durante estos siglos a mantener unas relaciones como las que hoy conocemos.
España se demoró decenios en reconocer la existencia de Colombia y de los demás países de Latinoamérica. Y cuando ya lo reconoció era demasiado tarde porque habíamos tomado otros caminos y estábamos metidos en unas luchas atroces entre nosotros mismos, huérfanos de orientación.
La generación criolla que valía la pena la fusiló Don Pablo Murillo.
De modo que no teníamos ni dirección de España, ni su apoyo. Nos dedicamos a matarnos unos a otros. Unos conservadores de una especie de monarquías y monarcas; los otros, los libre pensadores de su tiempo. Por un lado éramos lectores y seguíamos a De Bonald y De Maestre; por otro, a Bentham. De esa relación resultaron guerras sucesivas que destrozaron Colombia: la Guerra de los Conventos (1839-1841); la del año 53 y 54; la del año 60 al 62; después dictamos la Constitución de Río Negro de la que dijo Víctor Hugo que era una Constitución para ángeles –que es lo más idiota que se puede decir sobre una Constitución–; y la Constitución de Río Negro produjo 85 guerras civiles. Todo ese proceso terminó con la Constitución de 1886, uno de los documentos políticos más importantes que se escribieron en América, pero, sin embargo, después de la Constitución del año 1886 viene la Guerra de los Mil Días que acabó con lo que había en Colombia. Fueron tres años de locura, de sacrificio de un país entero. Una sola batalla, la Batalla de Palo Negro comprometió a 24.000 muertos, de los cuales 8.000 fueron muertos a machete. En 1902 el país estaba vuelto pedazos, pero la Constitución de 1886 y la influencia del partido conservador le dio al país 46 años de paz.
En 1948 tiene lugar el problema que sería la antesala de toda la tragedia latinoamericana contemporánea. Colombia fue el primer objetivo que tuvo el comunismo ruso para apropiarse de un país latinoamericano en la Guerra Fría. El 9 de abril de 1948, Fidel Castro, que era un jovencito de las juventudes comunistas cubanas, llegó a Bogotá con el propósito de asesinar Jorge Eliecer Gaitán (1897-1948). Lo asesinaron, y como consecuencia de ello el país se desbordo en una ola de violencia inaudita. Finalmente, el gobierno conservador que había entonces no fue derrocado, pero entre 1948 y 1953 se desato una guerra política entre liberales y conservadores que produjo 300.000 muertos. No estoy hablando de grandes batallas, pues no era una guerra declarada, sino del asesinato selectivo de conservadores por ser conservadores y de liberales por ser liberales. En eso anduvimos de 1948 a 1953 y hago una advertencia: en todas las guerras civiles del siglo XIX había por lo menos respeto por lo que debía respetarse. No hubo grandes atrocidades ni contra las mujeres, ni contra los niños, ni se mataba por matar; se mataba por odio que es una motivación bastante extravagante, pero por lo menos era selectiva.
En 1953 se produce el único golpe militar que hubo en Colombia durante el siglo XX, el golpe del General Gustavo Rojas Pinilla (1900-1975). Muchos lo llamaron “Golpe de Opinión”, porque Rojas Pinilla ni disparó un solo tiro para apoderarse del mando, ni disparó un solo tiro cuando lo sacaron del mando los dos partidos políticos unidos. Y así se constituyo el Frente Nacional, que fue la operación política más importante que se hizo en América en mucho tiempo.
A Rojas Pinilla lo destituyo del mando un poder civil inerme que no tenía un revólver para disparar. Simplemente fue el poder moral de un pueblo unido que no quería una dictadura. Después de Rojas Pinilla tuvimos nuevos gobiernos democráticos.
Fidel Castro llega al poder en el año 1959 y su objetivo obsesivo es hacerse con América Latina empezando por Colombia. Empieza sucesivamente a armar guerrillas, la primera que arma es en 1960 utilizando los viejos combatientes guerrilleros que habían quedado de antes y que simplemente no mataban, porque no había lugar para matar. Los armó, les dio un designio y empezó la época que llamamos del “bandolerismo”, que termino cuando en el año 1962 el Presidente Guillermo León Valencia Muñoz (1909-1971) los derroto.
La guerrilla ha sido sucesivamente derrotada en Colombia, aunque haya algunos que dicen que la guerrilla nunca puede ser derrotada.
En Colombia nos hemos dedicado a derrotarla y lo hemos hecho con frecuencia. En 1962 Valencia exterminó la guerrilla.
Pero Fidel Castro no iba a dar su brazo a torcer y el designio de la Unión Soviética era claro, había que tomar Latinoamérica y el primer objetivo era Colombia. Y así se armó una nueva organización terrorista con unos estudiantes universitarios bastante estúpidos, que fueron entrenados en el arte de poner bombas y de asesinar a la gente en Cuba.
No eran buenos militares, tampoco eran grandes ideólogos y por eso fueron rápidamente derrotados por el ejército. En 1974, cuando estaba empezando el gobierno de Alfonso López Michelsen (1913), el ejército derrotó al llamado ELN (Ejército de Liberación Nacional) y al EPL (Ejército Popular de Liberación) en las montañas de Antioquia y del sur de Bolívar en la serranía de San Lucas. López Michelsen decidió que había que dialogar con ellos y los dejó salir de allá en harapos, vueltos pedazos. Salieron y lógicamente ni dialogaron, ni cumplieron, y eso le costo al país miles de vidas y mucha más sangre.
En el sur del país estaba “Tiro Fijo”. “Tiro Fijo” es un bandolero de los años 50 de la violencia política liberal-conservadora que logró sobrevivir en unos sitios que se llaman El Patu y Guayavero con unas banditas armadas de 200 o 300 hombres ejerciendo la violencia. Organizaron las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), que es una institución comunista al mando de este hombre sin entrañas que le ha causado tanto dolor a la República. “Tiro Fijo” todavía sobrevivía cuando el ELN y el ELP pudieron ser destrozados y finalmente no lo fueron. Pero otra vez, vuelven a armarse y aparece el fenómeno del M-19 (Movimiento del 19 de abril), que es un fenómeno muy extraño. Eso de que el terrorismo es de izquierdas o de derechas no pasa de ser un cuento idiota. Desgraciadamente la izquierda radical colombiana siempre ha apoyado las FARC con la idea de que eso es ideología.
El terrorismo es el terrorismo, la violencia es la violencia y uno tiene que decidir si acepta el terror o no lo acepta.
Así, llegamos a una época en Latinoamérica, donde en muchas partes se copia el fenómeno colombiano y aparecen ejércitos que se hacen llamar “ejércitos del pueblo”. La cosa tiene alguna razón: están especializados en asesinar al pueblo y en el arte del terror. el arte del secuestro.
El secuestro es la conducta criminal más ignominiosa que el hombre ha podido inventarse sobre la tierra. Los “tupamaros” se hacen artistas en el secuestro, los “montoneros” también y ambos con el mismo objetivo: el poder. No lo consiguen. Vienen las reacciones militares en Uruguay, en La Argentina –que desde luego es una reacción excesiva–. En Chile se produce un fenómeno extraño y es que la izquierda extrema logra llegar al poder con un 34% de los votos, que era lo que tenía Salvador Allende, frente al 66% restante la Democracia Cristiana y el Partido Liberal de Alssandri. Ambos se dividen y por la mitad pasa Allende. Allende quiere montar un terror desde el poder, organiza su GAP (Grupo de Amigos de la Presidencia), arma los cinturones industriales, tiene todo listo para dar un golpe y Pinochet lo madruga. Eso fue simplemente lo que ocurrió.
Cae Allende dejando un país vuelto pedazos; cae la guerrilla argentina destrozada por Videla; cae la guerrilla uruguaya destrozada por el ejército; la guerrilla venezolana de Petkoff había desparecido; el famoso MAS, el movimiento al socialista, no tuvo buenas oportunidades; y, sin embargo, en Colombia subsistieron las FARC y uno se pregunta por qué.
¿Qué fue lo qué pasó en Colombia y cuál fue el fenómeno que nacido de unas entrañas muy curiosas y de unas manifestaciones más extrañas todavía del fenómeno político y del fenómeno delincuencial ha permitido que las FARC sobrevivan? Entre el año 1978 y 1982, un gobierno no conservador sino liberal, el de Julio César Turbay Ayala (1916-2005), se apoya en el ejército y vuelve a derrotar a la guerrilla. En 1982, a los guerrilleros se les podía pasar lista a todos en las cárceles de Colombia, excepción echa de “Tiro Fijo” que seguía en La Patu y el Guayavero. Todos los demás el M- 19, el ELN, todos, estaban destrozados. Hasta que viene el doctor Belisario Betancur Cuartas (1923) le declara la paz a Colombia, lo que quiere decir que abre las puertas de la cárceles para sacar guerrilleros –ese ha sido un deporte bastante repetido en América Latina, Cámpora lo hizo también en Argentina y los resultados han sido siempre igualmente desastrosos–. Los primeros en salir fueron los del M-19, que organizaron la “Toma del Palacio de Justicia”, uno de los actos terroristas más despreciables que se cumplieron nunca en América Latina.
En 1985 el M-19 apoyado por Pablo Escobar y la mafia colombiana se toma el Palacio de Justicia, asesina a la Corte Constitucional, asesina a unos cuantos magistrados y crean el caos en 1985.
El Palacio de Justicia fue recobrado por el ejército y ahora las pesquisas y las investigaciones se dirigen contra los militares que cumpliendo su deber se tomaron el Palacio de Justicia; mientras los miembros del M-19 están en el Congreso de la República y aspiran a la presidencia con el nombre del Pueblo Democrático. Ése es el tratamiento político que, a veces, se le da a la extrema izquierda en América Latina y, particularmente, en Colombia. Pero uno se pregunta qué paso después y cómo fue posible que caído el Muro de Berlín, todos los movimientos guerrilleros de Colombia persistan.
¿Por qué? Porque estamos al inicio de una nueva era del terror que no ha sido advertido. Se lo quiero decir a los españoles cariñosamente. Amo y quiero a España, pero ello no me priva de decir ciertas verdades. La primera es mi queja histórica del abandonó de España por América Latina, ya que otra hubiera sido la suerte de España y la suerte de América Latina sino se hubiera cometido esa equivocación; y, la segunda, es que España no ha descubierto una nueva manifestación del terrorismo en la que está participando sin saberlo.
Esta nueva generación del terror tiene una base, un fundamento y un disfraz que sigue siendo la izquierda. No hay bandido al que le falte pudor como para decir que es simplemente bandido o simplemente que es narcotraficante. No. Dice que es un político que aspira al poder, que está luchando por el pueblo. Pablo Escobar era un luchador por el pueblo –tal vez el mayor asesino que ha conocido la humanidad en mucho tiempo ha sido él– y se hizo elegir por el pueblo representante a la Cámara para dolor y vergüenza de Colombia. Los Rodríguez Orejuela eligieron un presidente de la República, Ernesto Samper (1950), e hicieron política descaradamente en el país. Después aparecieron los tan mal llamados “paramilitares”, miembros de las autodefensas, que son unos narcotraficantes que también hacen política.
Es un terror nuevo, no específico, implacable y feroz que tiene métodos y, sobre todo, dinero. Colombia pudo exportar en su tiempo 1.000 toneladas métricas de cocaína. Cada gramo de cocaína vale 100 dólares en las calles de Estados Unidos y eso son 100.000 millones de dólares. Un negocio de 100.000 millones de dólares es uno de los negocios más importantes que hay en el mundo. Y éste es el problema al que nos enfrentamos. La droga es por eso un terror transcontinental, multifacético, sofisticado y lleno de amigos en los más altos niveles. Uno se enfrenta a la droga y no sabe dónde le va a saltar la liebre.
Me enfrente a un juez que quería soltar a los Rodríguez Orejuela porque se habían portado muy bien en prisión. Dije que el juez era un prevaricador, no los deje salir de la cárcel y, para mi orgullo, tendrán que pasar el resto de sus vidas en Estados Unidos. A mí me condenaron a 27 años de inhabilidad política.
La droga y los mafiosos son unos enemigos brutales de la naturaleza. La mayor depredación del ecosistema –se lo digo a los famosos verdes que son todos partidos de izquierda en Europa y que son tan imbéciles que no lo saben– tiene lugar a través de la destrucción de bosques. Son muchos centenares de miles de hectáreas los que han caído bajo el hacha asesina para poder sembrar droga, porque la droga no la pueden sembrar en los campos cultivables cercanos a las ciudades. Los campos de cocaína hay que sembrarlos en la selva y para sembrar coca, hay que destruir selva. Al mismo tiempo acaban con los ríos. Europa no se ha dado cuenta que le demandan una cantidad de productos químicos como clorohidrátos, acido sulfúrico, etc., que son muy apetecibles en ciertos mercados desconocidos. A Europa se lo pide África –que no los consume para nada– para hacer una triangulación y llegar a Colombia. Esto Europa lo sabe muy bien.
Son miles y miles de toneladas. Mi cálculo es que por cada tonelada de coca se necesitan entre 20 y 40 toneladas de precursores químicos que van a los ríos de Colombia. La mayor depredación del agua en el mundo la producen los narcotraficantes.
Además, como necesitan gasolina, porque es una materia prima indispensable para la fabricación de la cocaína, los ríos de Colombia pasan por una segunda prueba. Los narcotraficantes vuelan oleoductos para chantajear a las empresas transnacionales, que no han tenido mucho pudor en pagarle dinero a la guerrilla colombiana para que no los vuelen. La Mannesmann alemana, para citarla con nombre propio, organizó el sistema con el ELN del departamento de Arauca para el oleoducto Caño Limón-Coveñas, le pago mucho millones de dólares al ELN que estaba derrotado y le dio nueva vida.
El narcotráfico en sus prácticas ha encontrado un elemento fundamental de terror: el secuestro. Ustedes, los españoles, son unos aprendices en materia de secuestro y espero que ahí se queden. No creo que a la ETA se le ocurra secuestrar más gente después de lo que le pasó con el secuestro de Miguel Ángel Blanco que fue una notificación perentoria.
En Colombia hemos llegado a tener 1.750 secuestros por semestre, es decir, 10 secuestros por día en todo el país. Ahora con el Presidente Uribe estamos en 90 en el semestre, un secuestro cada dos días. Pero el Presidente Uribe es una persona terrible, mientras que los buenos son los que cometían 10 secuestros al día.
Las FARC que no tienen nada, que están arrinconadas en la selva, que están militarmente perdidas, lo único que tienen es un inventario de unos cuantos secuestrados que le han resultado de un valor político extraordinario, porque el mundo le ha dado ese valor político. Ingrid Betancourt cuando se hizo secuestrar por las FARC –porque ella se hizo secuestrar por las FARC–, fue tanta su imprudencia, su arrogancia y su estupidez que las FARC no tuvieron más remedio que secuestrarla. Betancourt no tenía el 2% de la intención de voto para las elecciones en las que estaba compitiendo, pero Francia la hizo la continuadora o reminiscencia de Santa Juana de Arco. Aquello le dio a las FARC una moneda importante para su tráfico infame como los diputados del Valle del Cauca. Estos secuestros se producen exactamente después del rompimiento de las “Conversaciones del Caguán”. Dicen que Colombia debe tener un despeje y es que media Colombia estaba despejada durante tres años y medio; y eso ni sirvió, ni bastó. Una vez que el Presidente Pastrana no tuvo más remedio que romper con las FARC, en menos de 72 horas ya tenían secuestrada a Ingrid Betancourt. Y, dos meses después, secuestraron a los 12 diputados del Valle, porque necesitaban moneda de cambio.
La niñez es otra víctima del narcotráfico. Los narcotraficantes manejan con mucha habilidad está otra fuente de su poder inaudito.
Human Rights Watch, que es una organización no-gubernamental – que no nos quiere para nada–, sacó un libro que podría ser la mayor condena para las FARC. El libro se llama You´ll learn not to cry (Aprenderás a no llorar) y eso es lo que se le dice a un niño. Las FARC tienen más 10.000 niños en su ejército maldito y, cuando hablo de niños, hablo de niños y niñas de entre 11 y 13 años con un fúsil al hombro. Niños con mucha capacidad de hacer daño en un laboratorio de odio colosal, pero sin ninguna capacidad militar porque las FARC están derrotadas.
Y como no les basta con robar niños y secuestrar gente, entonces acuden a las minas que se llaman anti-persona. Las FARC lo hacen bien. Lo hace mejor el ELN, con los que estamos conversando en Cuba, esos son los grandes especialistas en sembrar minas quiebra-patas. Colombia es el país del mundo que tiene más minas anti-personales. Y entonces hay que dialogar con ellos a ver si quieren decirnos si quiera dónde están las minas para retirarlas.
En materia de bombas tenemos las tradicionales, las que ustedes conocen, y en esas no lo hacemos mal; pero tenemos otro tipo de bombas que descubrieron los de las FARC. Se trata de los cilindros de gas butano. Las FARC inventaron la manera de insertar un cilindro más grande en uno más pequeño, de montarlos en una rampa y dispararlos con un poder de destrucción aterrador. Así, las bombas están conectadas con la destrucción a los pueblos. El año anterior a la toma de Gobierno del Presidente Uribe, las FARC destruyó 135 pueblos de Colombia con cilindros-bomba. Las FARC rodeaban el pueblo, cogían estos cilindros, se lo tiraban al cuartel de policía, y como la puntería es mala, el cilindro caía en la escuela, en la alcaldía, en las casas de la gente modesta, etc.
Todo ello produjo una situación que consistía en que la policía no tenía manera de enfrentarse a las FARC y, entonces, por medidas de seguridad, se retiró la policía de los pueblos. Cuando yo tuve que posesionarme en el Ministerio de Interior y Justicia me encontré con 168 municipios, donde no había ni un solo policía, y con cien pueblos adicionales, donde tenía una policía completamente insuficiente para hacerle frente a la guerrilla. La guerrilla era dueña del país.
El narcotráfico siempre busca el poder y para ello no dudan en destruir las instituciones o servirse de ellas. Hay otras cosas que buscan y que les gustan como: la tierra; el deporte, porque tener un equipo de fútbol es una forma de estatus; los artistas y las artistas; el dinero; etc.
Y para el dinero no hay nada mejor que las transferencias de moneda. España manda miles de millones de dólares a una Latinoamérica, que tiene aquí tantos trabajadores haciendo cosas maravillosas; pero yo les aseguro que por lo menos la mitad de las transferencias españolas son droga que sale para Colombia, y si no qué hacen con el dinero de la cocaína. Las transferencias le gustan a los mafiosos, porque es una manera de recuperar su dinero en Colombia y de poder seguir haciendo en Colombia lo que tienen que hacer: su sembrado, sus compras y sus extorsiones de poder.
Cuando llegué al Ministerio del Interior y Justicia me reuní con el Presidente Uribe un día después y me pregunto: “¿Ministro cómo es la situación?”. Le contesté: “Presidente, no tenemos país. Tengo encima del escritorio la renuncia de 350 alcaldes de municipios – que en superficie era más de la mitad del territorio nacional, más de 500.000 Kilómetros cuadrados–. El problema es que ninguno de sus alcaldes está en el municipio despachando. ¡Ninguno! Todos están refugiados o en la capital del departamento o en la capital de la República. La amenaza de las FARC es que los matan si no renuncian y si no renuncian ellos les matan los hijos o les matan la mamá”. Yo vi un alcalde llorando que me dijo: “Ministro yo resisto cualquier cosa, yo me hago matar; pero mí mamá tiene 84 años y me van a matar a la viejita. Yo renuncio”. Cualquiera entiende esto, ¿verdad? Debo decirles que cuando fui obligado a renunciar del Ministerio del Interior y Justicia no había ni un solo alcalde renunciado ni un solo municipio de Colombia en el que no hubiera policía suficiente para repeler cualquier ataque de la guerrilla. Éramos otra vez dueños del país. Ése fue un milagro.
La droga, además del poder político directo, es amante del presupuesto público. Hace combinaciones con los departamentos y con los municipios de manera que los presupuestos de la salud, de la educación, etc., lleguen a ellos para que se los roben. Tenía un departamento especialmente sensible, que era el Departamento de Arauca que tiene todos los demonios porque tiene petróleo, tiene el ELN, tiene las FARC y además tiene la vecindad con Hugo Chávez –y eso ya es mucho tener–. En Arauca todo el presupuesto official se lo robaban entre el ELN y las FARC, después se me complico más la vida porque habían llegado paramilitares y entonces ya lo robaban entre los tres. A eso tuvimos que hacer frente y les aseguro que lo resolvimos.
El Poder Judicial y el Ministerio Público presionan sobre los jueces de una manera muy eficaz. En la época del fiscal José Méndez la fiscalía estaba totalmente al servicio de los narcotraficantes de las FARC. También el Congreso ha tenido momentos de claudicación frente a la guerrilla. El Presidente Uribe no los tuvo, aprobaron la Ley de Extinción de Domino (Ley 793 del 27 de diciembre de 2002) por la que no me quieren mucho los narcotraficantes.
Hay otra manifestación del poder del narcotráfico que es el indigenismo. Nosotros hemos estado en 200 años en un proceso de mestizaje, nuestro pueblo es un pueblo mestizo. Ahora se han reinventado a los indios y Hugo Chávez dice que el mayor crimen que se ha cometido en la historia lo cometió Cristóbal Colón. Se han inventado el indigenismo y han hecho terror a través de los indígenas lanzándolos a unas formas de violencias terribles. Los indígenas eran carne de cañón de los narcotraficantes. Hay videos de las FARC en los que se puede ver como las FARC les dice a los indígenas que van a sembrar coca, pero que no olviden que son 5 hectáreas de coca, después siembran yuca y plátano, para que cuando hagan las fumigaciones, se vea que les están destruyendo los cultivos. El indigenismo es así un arma de poder.
Finalmente hay que crear un escenario internacional en el que seamos anti-yankees y en el que quememos banderas americanas en todas las esquinas, porque los yankees son malos. El Tratado de Libre Comercio es una cosa horrorosa como lo ha comprobado, por ejemplo, Chile, que es el país rico de América Latina; México, que pasó de tener una balanza negativa con los Estados Unidos a una balanza positiva que hoy vale más de 100.000 millones de dólares por año, etc. Pero el TLC es malo. Sin embargo, esos mismos que queman las banderas norteamericanas son los que hablan con los demócratas en Washington y se ponen de acuerdo con ellos, para luego atacar Colombia implacablemente. También está la antihispanidad: hay que odiar la tradición española y todo lo que proviene de España es malo.
Esa mafia que he descrito de esa manera está aquí, está ya. Tengo informes, que ustedes tienen también, según los cuales la producción de amapola o de opio en Afganistán está llegando a sus más altos niveles históricos. ¿Cuánto vale eso en miles de millones de dólares? ¿Y a dónde van a parar esos miles de millones de dólares? En el terrorismo, en la yihad islámica ¿Cuánto hay de ese dinero de las mafias? No me digan que ese dinero de las mafias viene para hacer inversiones en los bancos europeos o en empresas fabriles de los Estados Unidos. ¡No! ¡Terrorismo directo! ¿Nos hemos dado cuenta de eso? ¿Ha sido visible ese fenómeno? ¿Qué pasa con la mafia colombiana y con su infiltración en España? Yo no sé cuántas toneladas están aspirando las honorables narices de los españoles, no lo sé. En Francia el espectáculo es lamentable. Ahí está la visión de la droga, ¿y la mafia que la vende? ¿Y la mafia que reproduce ese dinero? ¿Y la mafia que necesita el dinero para comprar la policía, para comprar los jueces y para asesinar a los que tenga que asesinar? Hay un fenómeno de reproducción de la violencia y del terrorismo en América Latina sin precedentes. Venezuela, la ultra rica, la ultra moderna, la del socialismo del siglo XXI tiene hoy unos índices de criminalidad muy superiores a los que tenía Colombia en el peor momento de la criminalidad colombiana. Nosotros llegamos a tener 80-90 asesinatos por cada 100.000 habitantes, hoy estamos en una cómoda cifra de 32 o de 34. Algún día, antes de la mafia y con violencia política teníamos 7. La mafia multiplicó por 12 el nivel de crímenes cometidos en Colombia, hoy hemos disminuido los crímenes en unos niveles dramáticos. Medellín es una ciudad mucho más segura que Madrid, porque matan menos gente en Medellín que en Madrid. Cali es una ciudad de niveles perfectamente aceptables en el terreno latinoamericano y Bogota también lo es. Hemos recuperado la paz. Venezuela está en una situación afrentosa, porque hay tensiones políticas; pero la razón fundamental es la mafia. Los Estados Unidos han denunciado que Chávez está dejando pasar por territorio venezolano más de 300 toneladas métricas de cocaína. Lo que Chávez está dejando montar es un sistema mafioso en el interior de Venezuela, que es un sistema terrible que lo usa con eficiencia para sus usos políticos; pero que va a terminar por destruir a Venezuela. En Ecuador, Rafael Correa siguiendo el recetario estúpido de la izquierda ha dicho que las FARC no son terroristas y que él no va a decretar a las FARC terroristas. De modo que el Ecuador es un corredor por donde está saliendo la droga colombiana con destino al Pacífico.
Las Islas Galápagos han sido el escenario de las mayores capturas de droga en mucho tiempo. La droga sale por el ecuador y ahí se establece una mafia. Ahí se crea un sistema que yo lo llamo la “Concepción mafiosa de la Existencia”, que hay que vivirlo para saberlo. Se lo estoy contando con algo de vehemencia para que abran los ojos ante esta nueva realidad que es el terror con disfraz político; pero que nace de la delincuencia pura de la droga. En Bolivia tenemos un presidente cocalero, el señor Evo Morales, que es cocalero de profesión y su oficio es la coca, porque la coca tiene un gran valor ancestral. ¡Mentiras!. Cuando yo era ministro, la Corte Suprema de Justicia –que forma parte a veces de los escuadrones de idiotas útiles que hay en Colombia– me quería derribar el tema de las fumigaciones. Decían que la droga era para los indígenas de Orinoquía y de la Amazonía un ritual indígena ancestral y que si estos no apoyaban la fumigación aérea suspenderían la fumigación aérea. Hice algo inaudita: me gane a los indígenas de la Orinoquía y de la Amazonía. Me los lleve a Bogota, hable con ellos y votaron a favor de la fumigación. Me decían que necesitaban coca para el mambeo, que es un ritual, les pregunté que cuanto necesitaban y cada cacique me dijo que dos hectáreas, y yo les decía que me parecía muy poquito y que si con 20 quedábamos bien. Firmaron.
Todas las hectáreas que les di no me sumaban ni 1.000 y el problema inicialmente era de 150.000 hectáreas de coca. Yo lo deje en 70.000 y parece que no disminuye, no sé que les ha pasado.
Lo del recurso ancestral de la coca es un cuento, una patraña. Evo Morales es un cocalero para la exportación, para producir coca y transformar la pasta de coca en clorohidráto de cocaína, y envenenar así a las juventudes españolas, francesas, y, desde luego, a las colombianas. Porque uno de los fenómenos que no hemos tenido en cuenta en Colombia es, que al mismo tiempo que estábamos exportando coca para envenenar al mundo, cogimos la coca necesaria para envenenarnos nosotros mismos. Colombia es un gran consumidor de Coca y la Corte Constitucional lo llama “el libre desarrollo de la personalidad” en el que cada colombiano tiene derecho a una dosis personal de coca según la sentencia del magistrado Carlos Gaviria, presidente hoy del Pueblo Democrático.
Por eso yo le dije que él es amigo de la coca y de las FARC porque lo necesitan.
En el Perú hay unos fenómenos aterradores. Es un país disparado en crecimiento económico, va a tener TLC mucho antes que Colombia, no tiene inflación…En resumen, el Perú es un país modelo; pero tiene un talón de Aquiles y es que los coqueros volvieron al Perú. Como los coqueros están saliendo de Colombia, porque no hay espacio para ellos –los estamos derrotando y los vamos a derrotar, de eso no les quepa la menos duda–, se están yendo al Perú, a Bolivia donde tienen su hábitat ancestral, se van a meter en el Ecuador… y se metieron a México y se metieron a Brasil. La violencia y el terrorismo de México y Brasil es de tal entidad que los presidentes de los dos países dijeron que la policía no les alcanzaba y que tenían que meter el ejército. El norte de México está militarizado para combatir la delincuencia. Es terror, pero es terror de la cocaína, porque la cocaína colombiana llega a México.
De manera que América Latina tiene un brote nuevo de violencia, un brote nuevo de terror. Y todo ello cómodamente disfrazado de un extremismo político. Cuando hablamos con los paramilitares la gente se pensaba que nos habíamos vuelto locos y es que había que desarmarlos antes de que se aliasen con las FARC.
Explicábamos el peligro que suponía una alianza entre las FARC y los paramilitares, pero claro la gente creía que eso sería imposible, porque son enemigos a muerte y por ese mismo motivo hablábamos con ellos: porque no hay nada más peligroso que la unión entre enemigos. Y, además, tienen un lazo de unión que es el delito y la cocaína, que es el problema real que el país tiene.
Si en América Latina no hubiera cocaína otra sería la suerte de América Latina. Cuidado con Europa, porque aquí tiene que haber una mafia, pues tienen cocaína y sabemos como trabaja la droga.
Yo no tengo ni idea de cómo se financia ETA, pero como los bandidos son inteligentes y recursivos, no se me haría raro que si quisiera financiarse bien acudiera a la cocaína. Y en las revueltas de los suburbios de París, ¿qué es lo que está sucediendo? Droga apoyada por ese fermento de la emigración africana que está llegando a Francia. Un gran escritor francés que es Guy Sorman escribió un buen libro que se llama Llegaron los bárbaros. Y es que llegaron los emigrantes y con ellos, llegaron los de la coca, pero lo que Guy Sorman no alcanzó a advertir era que después hacían una alianza perfecta.
El mundo en materia de terror tiene un desafió que no se trabaja en serio, que no se analiza en serio y que no se estudia en serio, porque el terror es delincuencia y a la delincuencia le vale todo, y especialmente le vale su instrumento ideal que es el dinero. El dinero para comprar las armas, las bombas, para corromper las conciencias, para hacer proselitismo, para ganar votos…El dinero para todo y el dinero está en la mafia. Con los Estado Unidos solamente Colombia tiene un negocio de 100.000 millones de dólares. Distribúyanlos como quieran para hacer mal en el mundo y ustedes comprenderán lo que significa ese instrumento de destrucción.
Quiero terminar diciéndoles que en Colombia el problema de la droga lo vamos a resolver. No faltaba sino sólo una cosa que era la apoteosis del jueves, no faltaba sino que el pueblo iracundo saliera a las calles a protestar contra los secuestradores, es decir, contra los cocaleros de las FARC. No faltaba sino que el pueblo dijera “¡No, al intercambio humanitario!”, para que el Gobierno ejerciendo la autoridad legítima y aplicando la fuerza legítima del Estado dentro de los marcos del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos gane la guerra; y la está ganando y la vamos a ganar. ¿Podrán decir lo mismo otros países de América Latina? ¿Cuál es el futuro? ¿Para dónde vamos con estas nuevas expresiones de terror? Y a ustedes que son analistas políticos les pongo un motivo de meditación: ¿En qué medida ese neosocialismo latinoamericano es pura droga disfrazada con una carta política o en qué medida esas cartas políticas encuentran un modo de trabajar a través de la cocaína? Nosotros señores hemos padecido la cocaína. Yo estoy sentenciado a muerte y no tengo miedo, porque el miedo es morirse por anticipado. El Presidente Uribe está sentenciado a muerte por la cocaína y todos los que en Colombia se enfrentan el fenómeno de la cocaína están sentenciados a muerte. Nuestros militares son víctimas de unos atropellos de parte del Ministerio Público y de parte de los jueces inauditos; pero es que hay que tirarle presas a los buitres. Hay que alimentar el afán de esos perdedores de hoy para demostrar que las instituciones colombianas no son válidas, que el ejército es un trompa de bandidos que asesina sindicalistas. Nada de eso es verdad. Colombia ha sido una víctima del narcotráfico, que llegó a tener más de la mitad de la nación con un disfraz en unas guerrillas que siguen tratando de recitar El Capital de Marx, aunque no sepan ni leer ni escribir. Es violencia por violencia, terror por el terror que se extiende como una mancha de aceite por el mundo.
Muchas gracias.
LA DEMOCRACIA FRENTE AL TERRORISMO
Navacerrada, 7 de julio de 2007
Señor Presidente, Don Javier Zarzalejos, distinguidas amigas, distinguidos amigos:
Colombia ha sido un país terriblemente afectado por el terrorismo.
El primer acto de terrorismo a grande escala lo padecimos de España –no como dice Chávez por la conquista española y por la colonia, que es una de las más grandes gestas que se han cumplido en la Historia humana, el más grande fenómeno de transculturación conocido–. Me refiero a la época de la independencia, cuando las colonias españolas se sublevaron y su majestad el Rey resolvió mandar un pacificador, Don Pablo Morillo.
Don Pablo no ganó militarmente a Cartagena, sino que la ganó por el hambre. Tomó a los supervivientes de aquella defensa heroica y los fusiló. Hoy son los nueve mártires de Cartagena. Posteriormente siguió hacia el interior del país y asesinó a toda una generación.
Curiosamente no mató a un negro, ni a un indio, Don Pablo Murillo no fusiló sino españoles o hijos de españoles, toda una generación de letrados.
Todo ello produjo un odio radical contra todo lo que significaba España. Y bajo ese signo del odio siguió la guerra de la Independencia que terminó cuando Simón Bolívar –que escapo de las garras de Don Pablo Morillo– derrotó a las tropas de ese bárbaro que fue Pablo Morillo. Ese fue el primer gran terror que padecimos.
Terminada la Independencia los españoles no tuvieron la visión, la comprensión de un fenómeno evidente: al otro lado del Océano había otra España con la que era preciso entrar en contacto y a la que era necesario dirigir, en definitiva, con la que debían mantenerse unas relaciones muy estrechas. Al contrario de lo que hizo la Corona Británica –que tenía más sentido práctico– que declaró y reconoció la existencia de los Estados Unidos de América al día siguiente de la Batalla de Georgetown, empezando una forma de relación distinta con ellos que los ha llevado durante estos siglos a mantener unas relaciones como las que hoy conocemos.
España se demoró decenios en reconocer la existencia de Colombia y de los demás países de Latinoamérica. Y cuando ya lo reconoció era demasiado tarde porque habíamos tomado otros caminos y estábamos metidos en unas luchas atroces entre nosotros mismos, huérfanos de orientación.
La generación criolla que valía la pena la fusiló Don Pablo Murillo.
De modo que no teníamos ni dirección de España, ni su apoyo. Nos dedicamos a matarnos unos a otros. Unos conservadores de una especie de monarquías y monarcas; los otros, los libre pensadores de su tiempo. Por un lado éramos lectores y seguíamos a De Bonald y De Maestre; por otro, a Bentham. De esa relación resultaron guerras sucesivas que destrozaron Colombia: la Guerra de los Conventos (1839-1841); la del año 53 y 54; la del año 60 al 62; después dictamos la Constitución de Río Negro de la que dijo Víctor Hugo que era una Constitución para ángeles –que es lo más idiota que se puede decir sobre una Constitución–; y la Constitución de Río Negro produjo 85 guerras civiles. Todo ese proceso terminó con la Constitución de 1886, uno de los documentos políticos más importantes que se escribieron en América, pero, sin embargo, después de la Constitución del año 1886 viene la Guerra de los Mil Días que acabó con lo que había en Colombia. Fueron tres años de locura, de sacrificio de un país entero. Una sola batalla, la Batalla de Palo Negro comprometió a 24.000 muertos, de los cuales 8.000 fueron muertos a machete. En 1902 el país estaba vuelto pedazos, pero la Constitución de 1886 y la influencia del partido conservador le dio al país 46 años de paz.
En 1948 tiene lugar el problema que sería la antesala de toda la tragedia latinoamericana contemporánea. Colombia fue el primer objetivo que tuvo el comunismo ruso para apropiarse de un país latinoamericano en la Guerra Fría. El 9 de abril de 1948, Fidel Castro, que era un jovencito de las juventudes comunistas cubanas, llegó a Bogotá con el propósito de asesinar Jorge Eliecer Gaitán (1897-1948). Lo asesinaron, y como consecuencia de ello el país se desbordo en una ola de violencia inaudita. Finalmente, el gobierno conservador que había entonces no fue derrocado, pero entre 1948 y 1953 se desato una guerra política entre liberales y conservadores que produjo 300.000 muertos. No estoy hablando de grandes batallas, pues no era una guerra declarada, sino del asesinato selectivo de conservadores por ser conservadores y de liberales por ser liberales. En eso anduvimos de 1948 a 1953 y hago una advertencia: en todas las guerras civiles del siglo XIX había por lo menos respeto por lo que debía respetarse. No hubo grandes atrocidades ni contra las mujeres, ni contra los niños, ni se mataba por matar; se mataba por odio que es una motivación bastante extravagante, pero por lo menos era selectiva.
En 1953 se produce el único golpe militar que hubo en Colombia durante el siglo XX, el golpe del General Gustavo Rojas Pinilla (1900-1975). Muchos lo llamaron “Golpe de Opinión”, porque Rojas Pinilla ni disparó un solo tiro para apoderarse del mando, ni disparó un solo tiro cuando lo sacaron del mando los dos partidos políticos unidos. Y así se constituyo el Frente Nacional, que fue la operación política más importante que se hizo en América en mucho tiempo.
A Rojas Pinilla lo destituyo del mando un poder civil inerme que no tenía un revólver para disparar. Simplemente fue el poder moral de un pueblo unido que no quería una dictadura. Después de Rojas Pinilla tuvimos nuevos gobiernos democráticos.
Fidel Castro llega al poder en el año 1959 y su objetivo obsesivo es hacerse con América Latina empezando por Colombia. Empieza sucesivamente a armar guerrillas, la primera que arma es en 1960 utilizando los viejos combatientes guerrilleros que habían quedado de antes y que simplemente no mataban, porque no había lugar para matar. Los armó, les dio un designio y empezó la época que llamamos del “bandolerismo”, que termino cuando en el año 1962 el Presidente Guillermo León Valencia Muñoz (1909-1971) los derroto.
La guerrilla ha sido sucesivamente derrotada en Colombia, aunque haya algunos que dicen que la guerrilla nunca puede ser derrotada.
En Colombia nos hemos dedicado a derrotarla y lo hemos hecho con frecuencia. En 1962 Valencia exterminó la guerrilla.
Pero Fidel Castro no iba a dar su brazo a torcer y el designio de la Unión Soviética era claro, había que tomar Latinoamérica y el primer objetivo era Colombia. Y así se armó una nueva organización terrorista con unos estudiantes universitarios bastante estúpidos, que fueron entrenados en el arte de poner bombas y de asesinar a la gente en Cuba.
No eran buenos militares, tampoco eran grandes ideólogos y por eso fueron rápidamente derrotados por el ejército. En 1974, cuando estaba empezando el gobierno de Alfonso López Michelsen (1913), el ejército derrotó al llamado ELN (Ejército de Liberación Nacional) y al EPL (Ejército Popular de Liberación) en las montañas de Antioquia y del sur de Bolívar en la serranía de San Lucas. López Michelsen decidió que había que dialogar con ellos y los dejó salir de allá en harapos, vueltos pedazos. Salieron y lógicamente ni dialogaron, ni cumplieron, y eso le costo al país miles de vidas y mucha más sangre.
En el sur del país estaba “Tiro Fijo”. “Tiro Fijo” es un bandolero de los años 50 de la violencia política liberal-conservadora que logró sobrevivir en unos sitios que se llaman El Patu y Guayavero con unas banditas armadas de 200 o 300 hombres ejerciendo la violencia. Organizaron las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), que es una institución comunista al mando de este hombre sin entrañas que le ha causado tanto dolor a la República. “Tiro Fijo” todavía sobrevivía cuando el ELN y el ELP pudieron ser destrozados y finalmente no lo fueron. Pero otra vez, vuelven a armarse y aparece el fenómeno del M-19 (Movimiento del 19 de abril), que es un fenómeno muy extraño. Eso de que el terrorismo es de izquierdas o de derechas no pasa de ser un cuento idiota. Desgraciadamente la izquierda radical colombiana siempre ha apoyado las FARC con la idea de que eso es ideología.
El terrorismo es el terrorismo, la violencia es la violencia y uno tiene que decidir si acepta el terror o no lo acepta.
Así, llegamos a una época en Latinoamérica, donde en muchas partes se copia el fenómeno colombiano y aparecen ejércitos que se hacen llamar “ejércitos del pueblo”. La cosa tiene alguna razón: están especializados en asesinar al pueblo y en el arte del terror. el arte del secuestro.
El secuestro es la conducta criminal más ignominiosa que el hombre ha podido inventarse sobre la tierra. Los “tupamaros” se hacen artistas en el secuestro, los “montoneros” también y ambos con el mismo objetivo: el poder. No lo consiguen. Vienen las reacciones militares en Uruguay, en La Argentina –que desde luego es una reacción excesiva–. En Chile se produce un fenómeno extraño y es que la izquierda extrema logra llegar al poder con un 34% de los votos, que era lo que tenía Salvador Allende, frente al 66% restante la Democracia Cristiana y el Partido Liberal de Alssandri. Ambos se dividen y por la mitad pasa Allende. Allende quiere montar un terror desde el poder, organiza su GAP (Grupo de Amigos de la Presidencia), arma los cinturones industriales, tiene todo listo para dar un golpe y Pinochet lo madruga. Eso fue simplemente lo que ocurrió.
Cae Allende dejando un país vuelto pedazos; cae la guerrilla argentina destrozada por Videla; cae la guerrilla uruguaya destrozada por el ejército; la guerrilla venezolana de Petkoff había desparecido; el famoso MAS, el movimiento al socialista, no tuvo buenas oportunidades; y, sin embargo, en Colombia subsistieron las FARC y uno se pregunta por qué.
¿Qué fue lo qué pasó en Colombia y cuál fue el fenómeno que nacido de unas entrañas muy curiosas y de unas manifestaciones más extrañas todavía del fenómeno político y del fenómeno delincuencial ha permitido que las FARC sobrevivan? Entre el año 1978 y 1982, un gobierno no conservador sino liberal, el de Julio César Turbay Ayala (1916-2005), se apoya en el ejército y vuelve a derrotar a la guerrilla. En 1982, a los guerrilleros se les podía pasar lista a todos en las cárceles de Colombia, excepción echa de “Tiro Fijo” que seguía en La Patu y el Guayavero. Todos los demás el M- 19, el ELN, todos, estaban destrozados. Hasta que viene el doctor Belisario Betancur Cuartas (1923) le declara la paz a Colombia, lo que quiere decir que abre las puertas de la cárceles para sacar guerrilleros –ese ha sido un deporte bastante repetido en América Latina, Cámpora lo hizo también en Argentina y los resultados han sido siempre igualmente desastrosos–. Los primeros en salir fueron los del M-19, que organizaron la “Toma del Palacio de Justicia”, uno de los actos terroristas más despreciables que se cumplieron nunca en América Latina.
En 1985 el M-19 apoyado por Pablo Escobar y la mafia colombiana se toma el Palacio de Justicia, asesina a la Corte Constitucional, asesina a unos cuantos magistrados y crean el caos en 1985.
El Palacio de Justicia fue recobrado por el ejército y ahora las pesquisas y las investigaciones se dirigen contra los militares que cumpliendo su deber se tomaron el Palacio de Justicia; mientras los miembros del M-19 están en el Congreso de la República y aspiran a la presidencia con el nombre del Pueblo Democrático. Ése es el tratamiento político que, a veces, se le da a la extrema izquierda en América Latina y, particularmente, en Colombia. Pero uno se pregunta qué paso después y cómo fue posible que caído el Muro de Berlín, todos los movimientos guerrilleros de Colombia persistan.
¿Por qué? Porque estamos al inicio de una nueva era del terror que no ha sido advertido. Se lo quiero decir a los españoles cariñosamente. Amo y quiero a España, pero ello no me priva de decir ciertas verdades. La primera es mi queja histórica del abandonó de España por América Latina, ya que otra hubiera sido la suerte de España y la suerte de América Latina sino se hubiera cometido esa equivocación; y, la segunda, es que España no ha descubierto una nueva manifestación del terrorismo en la que está participando sin saberlo.
Esta nueva generación del terror tiene una base, un fundamento y un disfraz que sigue siendo la izquierda. No hay bandido al que le falte pudor como para decir que es simplemente bandido o simplemente que es narcotraficante. No. Dice que es un político que aspira al poder, que está luchando por el pueblo. Pablo Escobar era un luchador por el pueblo –tal vez el mayor asesino que ha conocido la humanidad en mucho tiempo ha sido él– y se hizo elegir por el pueblo representante a la Cámara para dolor y vergüenza de Colombia. Los Rodríguez Orejuela eligieron un presidente de la República, Ernesto Samper (1950), e hicieron política descaradamente en el país. Después aparecieron los tan mal llamados “paramilitares”, miembros de las autodefensas, que son unos narcotraficantes que también hacen política.
Es un terror nuevo, no específico, implacable y feroz que tiene métodos y, sobre todo, dinero. Colombia pudo exportar en su tiempo 1.000 toneladas métricas de cocaína. Cada gramo de cocaína vale 100 dólares en las calles de Estados Unidos y eso son 100.000 millones de dólares. Un negocio de 100.000 millones de dólares es uno de los negocios más importantes que hay en el mundo. Y éste es el problema al que nos enfrentamos. La droga es por eso un terror transcontinental, multifacético, sofisticado y lleno de amigos en los más altos niveles. Uno se enfrenta a la droga y no sabe dónde le va a saltar la liebre.
Me enfrente a un juez que quería soltar a los Rodríguez Orejuela porque se habían portado muy bien en prisión. Dije que el juez era un prevaricador, no los deje salir de la cárcel y, para mi orgullo, tendrán que pasar el resto de sus vidas en Estados Unidos. A mí me condenaron a 27 años de inhabilidad política.
La droga y los mafiosos son unos enemigos brutales de la naturaleza. La mayor depredación del ecosistema –se lo digo a los famosos verdes que son todos partidos de izquierda en Europa y que son tan imbéciles que no lo saben– tiene lugar a través de la destrucción de bosques. Son muchos centenares de miles de hectáreas los que han caído bajo el hacha asesina para poder sembrar droga, porque la droga no la pueden sembrar en los campos cultivables cercanos a las ciudades. Los campos de cocaína hay que sembrarlos en la selva y para sembrar coca, hay que destruir selva. Al mismo tiempo acaban con los ríos. Europa no se ha dado cuenta que le demandan una cantidad de productos químicos como clorohidrátos, acido sulfúrico, etc., que son muy apetecibles en ciertos mercados desconocidos. A Europa se lo pide África –que no los consume para nada– para hacer una triangulación y llegar a Colombia. Esto Europa lo sabe muy bien.
Son miles y miles de toneladas. Mi cálculo es que por cada tonelada de coca se necesitan entre 20 y 40 toneladas de precursores químicos que van a los ríos de Colombia. La mayor depredación del agua en el mundo la producen los narcotraficantes.
Además, como necesitan gasolina, porque es una materia prima indispensable para la fabricación de la cocaína, los ríos de Colombia pasan por una segunda prueba. Los narcotraficantes vuelan oleoductos para chantajear a las empresas transnacionales, que no han tenido mucho pudor en pagarle dinero a la guerrilla colombiana para que no los vuelen. La Mannesmann alemana, para citarla con nombre propio, organizó el sistema con el ELN del departamento de Arauca para el oleoducto Caño Limón-Coveñas, le pago mucho millones de dólares al ELN que estaba derrotado y le dio nueva vida.
El narcotráfico en sus prácticas ha encontrado un elemento fundamental de terror: el secuestro. Ustedes, los españoles, son unos aprendices en materia de secuestro y espero que ahí se queden. No creo que a la ETA se le ocurra secuestrar más gente después de lo que le pasó con el secuestro de Miguel Ángel Blanco que fue una notificación perentoria.
En Colombia hemos llegado a tener 1.750 secuestros por semestre, es decir, 10 secuestros por día en todo el país. Ahora con el Presidente Uribe estamos en 90 en el semestre, un secuestro cada dos días. Pero el Presidente Uribe es una persona terrible, mientras que los buenos son los que cometían 10 secuestros al día.
Las FARC que no tienen nada, que están arrinconadas en la selva, que están militarmente perdidas, lo único que tienen es un inventario de unos cuantos secuestrados que le han resultado de un valor político extraordinario, porque el mundo le ha dado ese valor político. Ingrid Betancourt cuando se hizo secuestrar por las FARC –porque ella se hizo secuestrar por las FARC–, fue tanta su imprudencia, su arrogancia y su estupidez que las FARC no tuvieron más remedio que secuestrarla. Betancourt no tenía el 2% de la intención de voto para las elecciones en las que estaba compitiendo, pero Francia la hizo la continuadora o reminiscencia de Santa Juana de Arco. Aquello le dio a las FARC una moneda importante para su tráfico infame como los diputados del Valle del Cauca. Estos secuestros se producen exactamente después del rompimiento de las “Conversaciones del Caguán”. Dicen que Colombia debe tener un despeje y es que media Colombia estaba despejada durante tres años y medio; y eso ni sirvió, ni bastó. Una vez que el Presidente Pastrana no tuvo más remedio que romper con las FARC, en menos de 72 horas ya tenían secuestrada a Ingrid Betancourt. Y, dos meses después, secuestraron a los 12 diputados del Valle, porque necesitaban moneda de cambio.
La niñez es otra víctima del narcotráfico. Los narcotraficantes manejan con mucha habilidad está otra fuente de su poder inaudito.
Human Rights Watch, que es una organización no-gubernamental – que no nos quiere para nada–, sacó un libro que podría ser la mayor condena para las FARC. El libro se llama You´ll learn not to cry (Aprenderás a no llorar) y eso es lo que se le dice a un niño. Las FARC tienen más 10.000 niños en su ejército maldito y, cuando hablo de niños, hablo de niños y niñas de entre 11 y 13 años con un fúsil al hombro. Niños con mucha capacidad de hacer daño en un laboratorio de odio colosal, pero sin ninguna capacidad militar porque las FARC están derrotadas.
Y como no les basta con robar niños y secuestrar gente, entonces acuden a las minas que se llaman anti-persona. Las FARC lo hacen bien. Lo hace mejor el ELN, con los que estamos conversando en Cuba, esos son los grandes especialistas en sembrar minas quiebra-patas. Colombia es el país del mundo que tiene más minas anti-personales. Y entonces hay que dialogar con ellos a ver si quieren decirnos si quiera dónde están las minas para retirarlas.
En materia de bombas tenemos las tradicionales, las que ustedes conocen, y en esas no lo hacemos mal; pero tenemos otro tipo de bombas que descubrieron los de las FARC. Se trata de los cilindros de gas butano. Las FARC inventaron la manera de insertar un cilindro más grande en uno más pequeño, de montarlos en una rampa y dispararlos con un poder de destrucción aterrador. Así, las bombas están conectadas con la destrucción a los pueblos. El año anterior a la toma de Gobierno del Presidente Uribe, las FARC destruyó 135 pueblos de Colombia con cilindros-bomba. Las FARC rodeaban el pueblo, cogían estos cilindros, se lo tiraban al cuartel de policía, y como la puntería es mala, el cilindro caía en la escuela, en la alcaldía, en las casas de la gente modesta, etc.
Todo ello produjo una situación que consistía en que la policía no tenía manera de enfrentarse a las FARC y, entonces, por medidas de seguridad, se retiró la policía de los pueblos. Cuando yo tuve que posesionarme en el Ministerio de Interior y Justicia me encontré con 168 municipios, donde no había ni un solo policía, y con cien pueblos adicionales, donde tenía una policía completamente insuficiente para hacerle frente a la guerrilla. La guerrilla era dueña del país.
El narcotráfico siempre busca el poder y para ello no dudan en destruir las instituciones o servirse de ellas. Hay otras cosas que buscan y que les gustan como: la tierra; el deporte, porque tener un equipo de fútbol es una forma de estatus; los artistas y las artistas; el dinero; etc.
Y para el dinero no hay nada mejor que las transferencias de moneda. España manda miles de millones de dólares a una Latinoamérica, que tiene aquí tantos trabajadores haciendo cosas maravillosas; pero yo les aseguro que por lo menos la mitad de las transferencias españolas son droga que sale para Colombia, y si no qué hacen con el dinero de la cocaína. Las transferencias le gustan a los mafiosos, porque es una manera de recuperar su dinero en Colombia y de poder seguir haciendo en Colombia lo que tienen que hacer: su sembrado, sus compras y sus extorsiones de poder.
Cuando llegué al Ministerio del Interior y Justicia me reuní con el Presidente Uribe un día después y me pregunto: “¿Ministro cómo es la situación?”. Le contesté: “Presidente, no tenemos país. Tengo encima del escritorio la renuncia de 350 alcaldes de municipios – que en superficie era más de la mitad del territorio nacional, más de 500.000 Kilómetros cuadrados–. El problema es que ninguno de sus alcaldes está en el municipio despachando. ¡Ninguno! Todos están refugiados o en la capital del departamento o en la capital de la República. La amenaza de las FARC es que los matan si no renuncian y si no renuncian ellos les matan los hijos o les matan la mamá”. Yo vi un alcalde llorando que me dijo: “Ministro yo resisto cualquier cosa, yo me hago matar; pero mí mamá tiene 84 años y me van a matar a la viejita. Yo renuncio”. Cualquiera entiende esto, ¿verdad? Debo decirles que cuando fui obligado a renunciar del Ministerio del Interior y Justicia no había ni un solo alcalde renunciado ni un solo municipio de Colombia en el que no hubiera policía suficiente para repeler cualquier ataque de la guerrilla. Éramos otra vez dueños del país. Ése fue un milagro.
La droga, además del poder político directo, es amante del presupuesto público. Hace combinaciones con los departamentos y con los municipios de manera que los presupuestos de la salud, de la educación, etc., lleguen a ellos para que se los roben. Tenía un departamento especialmente sensible, que era el Departamento de Arauca que tiene todos los demonios porque tiene petróleo, tiene el ELN, tiene las FARC y además tiene la vecindad con Hugo Chávez –y eso ya es mucho tener–. En Arauca todo el presupuesto official se lo robaban entre el ELN y las FARC, después se me complico más la vida porque habían llegado paramilitares y entonces ya lo robaban entre los tres. A eso tuvimos que hacer frente y les aseguro que lo resolvimos.
El Poder Judicial y el Ministerio Público presionan sobre los jueces de una manera muy eficaz. En la época del fiscal José Méndez la fiscalía estaba totalmente al servicio de los narcotraficantes de las FARC. También el Congreso ha tenido momentos de claudicación frente a la guerrilla. El Presidente Uribe no los tuvo, aprobaron la Ley de Extinción de Domino (Ley 793 del 27 de diciembre de 2002) por la que no me quieren mucho los narcotraficantes.
Hay otra manifestación del poder del narcotráfico que es el indigenismo. Nosotros hemos estado en 200 años en un proceso de mestizaje, nuestro pueblo es un pueblo mestizo. Ahora se han reinventado a los indios y Hugo Chávez dice que el mayor crimen que se ha cometido en la historia lo cometió Cristóbal Colón. Se han inventado el indigenismo y han hecho terror a través de los indígenas lanzándolos a unas formas de violencias terribles. Los indígenas eran carne de cañón de los narcotraficantes. Hay videos de las FARC en los que se puede ver como las FARC les dice a los indígenas que van a sembrar coca, pero que no olviden que son 5 hectáreas de coca, después siembran yuca y plátano, para que cuando hagan las fumigaciones, se vea que les están destruyendo los cultivos. El indigenismo es así un arma de poder.
Finalmente hay que crear un escenario internacional en el que seamos anti-yankees y en el que quememos banderas americanas en todas las esquinas, porque los yankees son malos. El Tratado de Libre Comercio es una cosa horrorosa como lo ha comprobado, por ejemplo, Chile, que es el país rico de América Latina; México, que pasó de tener una balanza negativa con los Estados Unidos a una balanza positiva que hoy vale más de 100.000 millones de dólares por año, etc. Pero el TLC es malo. Sin embargo, esos mismos que queman las banderas norteamericanas son los que hablan con los demócratas en Washington y se ponen de acuerdo con ellos, para luego atacar Colombia implacablemente. También está la antihispanidad: hay que odiar la tradición española y todo lo que proviene de España es malo.
Esa mafia que he descrito de esa manera está aquí, está ya. Tengo informes, que ustedes tienen también, según los cuales la producción de amapola o de opio en Afganistán está llegando a sus más altos niveles históricos. ¿Cuánto vale eso en miles de millones de dólares? ¿Y a dónde van a parar esos miles de millones de dólares? En el terrorismo, en la yihad islámica ¿Cuánto hay de ese dinero de las mafias? No me digan que ese dinero de las mafias viene para hacer inversiones en los bancos europeos o en empresas fabriles de los Estados Unidos. ¡No! ¡Terrorismo directo! ¿Nos hemos dado cuenta de eso? ¿Ha sido visible ese fenómeno? ¿Qué pasa con la mafia colombiana y con su infiltración en España? Yo no sé cuántas toneladas están aspirando las honorables narices de los españoles, no lo sé. En Francia el espectáculo es lamentable. Ahí está la visión de la droga, ¿y la mafia que la vende? ¿Y la mafia que reproduce ese dinero? ¿Y la mafia que necesita el dinero para comprar la policía, para comprar los jueces y para asesinar a los que tenga que asesinar? Hay un fenómeno de reproducción de la violencia y del terrorismo en América Latina sin precedentes. Venezuela, la ultra rica, la ultra moderna, la del socialismo del siglo XXI tiene hoy unos índices de criminalidad muy superiores a los que tenía Colombia en el peor momento de la criminalidad colombiana. Nosotros llegamos a tener 80-90 asesinatos por cada 100.000 habitantes, hoy estamos en una cómoda cifra de 32 o de 34. Algún día, antes de la mafia y con violencia política teníamos 7. La mafia multiplicó por 12 el nivel de crímenes cometidos en Colombia, hoy hemos disminuido los crímenes en unos niveles dramáticos. Medellín es una ciudad mucho más segura que Madrid, porque matan menos gente en Medellín que en Madrid. Cali es una ciudad de niveles perfectamente aceptables en el terreno latinoamericano y Bogota también lo es. Hemos recuperado la paz. Venezuela está en una situación afrentosa, porque hay tensiones políticas; pero la razón fundamental es la mafia. Los Estados Unidos han denunciado que Chávez está dejando pasar por territorio venezolano más de 300 toneladas métricas de cocaína. Lo que Chávez está dejando montar es un sistema mafioso en el interior de Venezuela, que es un sistema terrible que lo usa con eficiencia para sus usos políticos; pero que va a terminar por destruir a Venezuela. En Ecuador, Rafael Correa siguiendo el recetario estúpido de la izquierda ha dicho que las FARC no son terroristas y que él no va a decretar a las FARC terroristas. De modo que el Ecuador es un corredor por donde está saliendo la droga colombiana con destino al Pacífico.
Las Islas Galápagos han sido el escenario de las mayores capturas de droga en mucho tiempo. La droga sale por el ecuador y ahí se establece una mafia. Ahí se crea un sistema que yo lo llamo la “Concepción mafiosa de la Existencia”, que hay que vivirlo para saberlo. Se lo estoy contando con algo de vehemencia para que abran los ojos ante esta nueva realidad que es el terror con disfraz político; pero que nace de la delincuencia pura de la droga. En Bolivia tenemos un presidente cocalero, el señor Evo Morales, que es cocalero de profesión y su oficio es la coca, porque la coca tiene un gran valor ancestral. ¡Mentiras!. Cuando yo era ministro, la Corte Suprema de Justicia –que forma parte a veces de los escuadrones de idiotas útiles que hay en Colombia– me quería derribar el tema de las fumigaciones. Decían que la droga era para los indígenas de Orinoquía y de la Amazonía un ritual indígena ancestral y que si estos no apoyaban la fumigación aérea suspenderían la fumigación aérea. Hice algo inaudita: me gane a los indígenas de la Orinoquía y de la Amazonía. Me los lleve a Bogota, hable con ellos y votaron a favor de la fumigación. Me decían que necesitaban coca para el mambeo, que es un ritual, les pregunté que cuanto necesitaban y cada cacique me dijo que dos hectáreas, y yo les decía que me parecía muy poquito y que si con 20 quedábamos bien. Firmaron.
Todas las hectáreas que les di no me sumaban ni 1.000 y el problema inicialmente era de 150.000 hectáreas de coca. Yo lo deje en 70.000 y parece que no disminuye, no sé que les ha pasado.
Lo del recurso ancestral de la coca es un cuento, una patraña. Evo Morales es un cocalero para la exportación, para producir coca y transformar la pasta de coca en clorohidráto de cocaína, y envenenar así a las juventudes españolas, francesas, y, desde luego, a las colombianas. Porque uno de los fenómenos que no hemos tenido en cuenta en Colombia es, que al mismo tiempo que estábamos exportando coca para envenenar al mundo, cogimos la coca necesaria para envenenarnos nosotros mismos. Colombia es un gran consumidor de Coca y la Corte Constitucional lo llama “el libre desarrollo de la personalidad” en el que cada colombiano tiene derecho a una dosis personal de coca según la sentencia del magistrado Carlos Gaviria, presidente hoy del Pueblo Democrático.
Por eso yo le dije que él es amigo de la coca y de las FARC porque lo necesitan.
En el Perú hay unos fenómenos aterradores. Es un país disparado en crecimiento económico, va a tener TLC mucho antes que Colombia, no tiene inflación…En resumen, el Perú es un país modelo; pero tiene un talón de Aquiles y es que los coqueros volvieron al Perú. Como los coqueros están saliendo de Colombia, porque no hay espacio para ellos –los estamos derrotando y los vamos a derrotar, de eso no les quepa la menos duda–, se están yendo al Perú, a Bolivia donde tienen su hábitat ancestral, se van a meter en el Ecuador… y se metieron a México y se metieron a Brasil. La violencia y el terrorismo de México y Brasil es de tal entidad que los presidentes de los dos países dijeron que la policía no les alcanzaba y que tenían que meter el ejército. El norte de México está militarizado para combatir la delincuencia. Es terror, pero es terror de la cocaína, porque la cocaína colombiana llega a México.
De manera que América Latina tiene un brote nuevo de violencia, un brote nuevo de terror. Y todo ello cómodamente disfrazado de un extremismo político. Cuando hablamos con los paramilitares la gente se pensaba que nos habíamos vuelto locos y es que había que desarmarlos antes de que se aliasen con las FARC.
Explicábamos el peligro que suponía una alianza entre las FARC y los paramilitares, pero claro la gente creía que eso sería imposible, porque son enemigos a muerte y por ese mismo motivo hablábamos con ellos: porque no hay nada más peligroso que la unión entre enemigos. Y, además, tienen un lazo de unión que es el delito y la cocaína, que es el problema real que el país tiene.
Si en América Latina no hubiera cocaína otra sería la suerte de América Latina. Cuidado con Europa, porque aquí tiene que haber una mafia, pues tienen cocaína y sabemos como trabaja la droga.
Yo no tengo ni idea de cómo se financia ETA, pero como los bandidos son inteligentes y recursivos, no se me haría raro que si quisiera financiarse bien acudiera a la cocaína. Y en las revueltas de los suburbios de París, ¿qué es lo que está sucediendo? Droga apoyada por ese fermento de la emigración africana que está llegando a Francia. Un gran escritor francés que es Guy Sorman escribió un buen libro que se llama Llegaron los bárbaros. Y es que llegaron los emigrantes y con ellos, llegaron los de la coca, pero lo que Guy Sorman no alcanzó a advertir era que después hacían una alianza perfecta.
El mundo en materia de terror tiene un desafió que no se trabaja en serio, que no se analiza en serio y que no se estudia en serio, porque el terror es delincuencia y a la delincuencia le vale todo, y especialmente le vale su instrumento ideal que es el dinero. El dinero para comprar las armas, las bombas, para corromper las conciencias, para hacer proselitismo, para ganar votos…El dinero para todo y el dinero está en la mafia. Con los Estado Unidos solamente Colombia tiene un negocio de 100.000 millones de dólares. Distribúyanlos como quieran para hacer mal en el mundo y ustedes comprenderán lo que significa ese instrumento de destrucción.
Quiero terminar diciéndoles que en Colombia el problema de la droga lo vamos a resolver. No faltaba sino sólo una cosa que era la apoteosis del jueves, no faltaba sino que el pueblo iracundo saliera a las calles a protestar contra los secuestradores, es decir, contra los cocaleros de las FARC. No faltaba sino que el pueblo dijera “¡No, al intercambio humanitario!”, para que el Gobierno ejerciendo la autoridad legítima y aplicando la fuerza legítima del Estado dentro de los marcos del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos gane la guerra; y la está ganando y la vamos a ganar. ¿Podrán decir lo mismo otros países de América Latina? ¿Cuál es el futuro? ¿Para dónde vamos con estas nuevas expresiones de terror? Y a ustedes que son analistas políticos les pongo un motivo de meditación: ¿En qué medida ese neosocialismo latinoamericano es pura droga disfrazada con una carta política o en qué medida esas cartas políticas encuentran un modo de trabajar a través de la cocaína? Nosotros señores hemos padecido la cocaína. Yo estoy sentenciado a muerte y no tengo miedo, porque el miedo es morirse por anticipado. El Presidente Uribe está sentenciado a muerte por la cocaína y todos los que en Colombia se enfrentan el fenómeno de la cocaína están sentenciados a muerte. Nuestros militares son víctimas de unos atropellos de parte del Ministerio Público y de parte de los jueces inauditos; pero es que hay que tirarle presas a los buitres. Hay que alimentar el afán de esos perdedores de hoy para demostrar que las instituciones colombianas no son válidas, que el ejército es un trompa de bandidos que asesina sindicalistas. Nada de eso es verdad. Colombia ha sido una víctima del narcotráfico, que llegó a tener más de la mitad de la nación con un disfraz en unas guerrillas que siguen tratando de recitar El Capital de Marx, aunque no sepan ni leer ni escribir. Es violencia por violencia, terror por el terror que se extiende como una mancha de aceite por el mundo.
Muchas gracias.
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